Capítulo 2: ¨La esposa¨

-Patrick llega hasta la ventana esa que se ve ahí. Ordena Charlotte

Él se dirige por un pasillo lateral que tenía la casa. El piso era de adoquines desgastados por el paso y el tiempo, entre ellos se dejaba ver un poco el color verde que salía de entre las grietas que los separaban y la yerba que germinaba por ahí. Había desenfundado su pistola, y la agarraba con las dos manos en aras de protegerse de cualquier incidente que pudiese ocurrir. Entre los pasos llegó hasta una ventana de dos hojas abiertas de par en par que la cubría una cortina color amarillo tenue, con patrones dibujados en la misma, característicos de la época.

El capitán se posiciona de tal forma que no se notara su cabeza en caso de que alguien estuviese adentro y se haya dado cuenta que había un intruso, con el cañón de su arma mueve la cortina por el extremo inferior derecho y se dispone a mirar. La ventana se encontraba en la parte superior de la meseta de la cocina y solo se alcanzaba ver una silla tumbada al suelo. Cuando volvió a mirar, adentrando un poco su cabeza notó unos pies de mujer, lo supo por el calzado que llevaba puesto.

Este se acerca corriendo a Charlotte y le explica lo que había visto.

-Hay que pedir refuerzos, le dijo.

-Yo me encargo. Caminó hasta el coche y por el interlocutor se comunicó con la estación policial. Habla aquí la detective Adams, nos encontramos ante un posible asesinato, necesitamos refuerzos. Tomen la dirección, repito, es urgente.

Patrick había invadido la propiedad para cuando ella se incorporó con él. Tuvo que proceder de forma violenta según le resguardaba la ley en caso de posible homicidio. Estando dentro se dirigieron inmediatamente a la cocina, donde encontraron el cuerpo de una mujer ya sin vida.

La escena era desgarradora y terrorífica. Se hallaba el cuerpo de Lydia en el piso y un charco de sangre que empapaba su cabello rubio. Pero lo peor estaban por descubrirlo. Al acercarse a ella se percataron que su boca estaba cocida con nylon de pescar. Su rostro reflejaba dolor y sus ojos, aún abiertos, parecían expresar incredulidad ante lo que estaba sucedido en el momento de su muerte.

-que atroz, comento Patrick, al ver que su compañera estaba en shock ante semejante escena. Ve revisando la casa, yo me quedo aquí a esperar que lleguen los refuerzos.

Ella accedió, no le quedaba de otra, estaba adaptada a ver barbaridades de ese tipo, pero por alguna extraña razón esta vez se había sentido indefensa ante sus propias emociones que la hicieron sentir vulnerable.

Se dirigió a la sala. Intentando buscar algún tipo de pistas que le hiciera entender con claridad lo que había sucedido. Esta estaba organizada, unos muebles viejos y poco polvorientos, quizás con más de un muelle que sonaba como puerta en película de terror y molestara al inquilino que hiciera uso de su supuesta comodidad.  Tapizados en tela de Damasco con dibujos de flores de todo tipo. Al frente un sillón de madera, bastante viejo, pero cómodo, que tenía la marca del desgaste en el pone brazo derecho, en la parte donde vendría cayendo los dedos de quién lo usara. Aparentemente esta persona, gustaba de hacerle huecos a la madera del viejo sillón. La televisión estaba todavía encendida, en el canal de los deportes, como si hubiese pasado algo que hizo que olvidaran apagarla. Al lado de esta un cuadro con un retrato de bodas, con una inscripción que decía: Enzo Caprioni y Lydia Flesher (11 de agosto de 1955). Al parecer Enzo era el nombre del hombre que llamó a la comisaría.

Charlotte se detuvo por un momento a analizar la sala. ¿Por qué había un solo sillón?, ¿Acaso el matrimonio no compartía momentos juntos como ver algún programa televiso? En ese momento se sintió el ruido de la sirena del carro policíaco, atrás venía también una ambulancia que pertenecía a la comisaría, para este tipo de caso, donde necesitan trasladar el cuerpo de un fallecido.

Por la puerta principal aparece Jack Russell, un viejo de estatura baja y cuerpo delgado, con apariencia de delincuente, un mal carácter que lo precede, y la mala fama de haber sido en su tiempo el mejor agente policial del condado. Vestía unos pantalones holgados carmelita y una camisa color beige, en su cintura, su mejor aliada, una pistola calibre 38, que dio mucho de qué hablar años atrás. Su cara además de mostrar su carácter fuerte siempre se le veía una sonrisa ligera y cálida que se escondía detrás de un bigote tan negro como la noche.

-Señorita Adams. Hace un gesto caballeroso en señal de saludo ¿Qué es lo que ha ocurrido? Me han explicado en la delegación que le han sentido un poco exaltada al recibir su llamado de refuerzo.

-Señor, no es para menos, lo que ha ocurrido nunca lo había visto. Encárguese usted de darme su opinión al respecto.

- ¡Jesús Santísimo! Exclamo el jefe al ver lo que había acaecido en la cocina. Hagan pasar al forense de escena, hoy nos acompaña Richard Jones, que se haga cargo de este desastre y que extraiga la mayor cantidad de datos posibles de aquí. ¡Al criminal que hizo esto lo quiero entre las rejas lo más rápido posible! Adams estás al frente de la investigación.

-Sí señor. Patrick intentemos buscar en la casa los documentos de identidad de la víctima y su esposo. Para después entrevistar a los vecinos y que nos brinden algún tipo de información que ayude a esclarecer lo ocurrido.

Ambos se dirigieron en direcciones contrarias, ella buscaba cualquier pista en la recamara y el en el cuarto de baño. Parecería increíble, pero esa casa estaba tan organizada que se pudiera afirmar que no la habitaba nadie. La cama estaba perfectamente tendida, con dos cojines enormes arriba de ella, colocados de una forma perfectamente simétrica del borde de la cama y la distancia entre ellos. No había nada fuera de lugar, ni una ropa limpia o sucia, ni un par de zapatos, nada, absolutamente nada. Que exigentes, pensó Charlotte, haciendo una mueca. Las gavetas estaban en igual condiciones, claramente se mostraba cual pertenecía a quien. La gaveta de ella mostraba de forma clara todos los sujetadores, organizados de una manera que al escoger uno no modificara el orden del resto. Y en la gaveta de él se mostraba el mismo panorama, las medias organizadas, por un lado, las camisetas por otro y los boxes por otro.

En la mesita de noche que se encontraba al lado de la cama, con una lámpara de luz amarrilla, había una pequeña gaveta, que al abrirla se encontrarían los documentos de identificación. Y efectivamente, la víctima se llamaba así, como aquel hombre había dicho y mostraba el retrato de la sala. Y él se llamaba Enzo Caprioni.

Charlotte se encuentra con Patrick en el corredor de la casa y le informa de su hallazgo. Y le dice que intente hablar con algún vecino. Se dirige a la cocina, pasando por la sala, una vez más le resulta curioso la televisión prendida. Seguramente estaban disfrutando también del partido de hoy. Al llegar a la cocina comienza a ver con más claridad, sin el peso de las emociones cuando llegó por primera vez a la escena.

El cuerpo se hallaba en el piso, ella llevaba un vestido un poco antiguo y pasado de moda, ya las mujeres en los años setenta usaban pantalones al igual que los hombres, y hasta el estilo del cabello era un tanto andrógino. Parte de la sangre del suelo la había absorbido la ropa.

  • ¿Richard que me puedes decir al respecto? ¿Hora de la muerte? ¿Causa?
  • Se trata de una mujer caucásica entre los treinta y treinta y cinco años de edad. Delgada. Teniendo en cuanta el color purpura que ha adquirido la piel; la palidez de los labios, debido a la ausencia de sangre, en la parte superior del cuerpo. Observa cómo se ha ido acumulando la sangre en la parte inferior formando una mancha púrpura en la misma. Los músculos han empezado a tensarse haciéndose visible el rigor mortis que estará durante las próximas veinticuatro horas. Creo que la hora de la muerte es de aproximadamente 5 horas y medias. Ahora bien, la causa, la víctima ha sido golpeada en la cabeza con un objeto contundente y plano, que no creo que este haya sido lo que la matase, si no que la ha dejado inconsciente y el golpe que recibe en la cabeza al perder el equilibrio y caer al suelo le ha hecho que se desangre sin posibilidad de una intervención quirúrgica. Lo otro que me ha resultado sumamente llamativo es la costura que le han realizado en la boca. Es evidente que se realizó postmortem, pues no se observan signos de lucha y no creo que alguien se deje hacer esto por sana y libre voluntad. He recogido algunas cosas, pistas que me han resultado llamativas. Pienso analizarlas en el laboratorio.
  • Si no necesita hacer nada más con el cuerpo, por favor, llévenlo hasta la ambulancia. Se le hará autopsia para corroborar la información dada por usted.

Patrick había regresado de hablar con los vecinos. Con poca suerte y poca información que ofrecer al respecto. Sólo se sabía que era un tipo tranquilo y que a simple vista no aparentaba tener ningún motivo para hacer lo que había hecho. Se dedicaba a la mecánica de automóviles y su mujer era ama de casa. No se les sentía mucho en el barrio y rara vez se les oía discutir entre ellos.

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