El olvido susurró tu nombre,
A voces tu recuerdo gritó.
Fue tan fuerte el sentimiento
Que el corazón me estrujó

En un rincón de la memoria
Donde habitas tú,
Donde habito yo,
Yace una historia sin gloria,
Yace una pena de amor.

Mas el tiempo, fiel consuelo,
Va tejiendo su manto lento,
Cubre heridas, sana el duelo,
Aplaca el doliente viento.

Y aunque en sombras aún te vea,
Y en sueños vuelva a encontrarte,
Mi alma, por fin, desea
Dejarte ir, liberarte.