
Créditos al creador de la imagen.
Moldearé tu cuerpo
Moldearé tu cuerpo en la arcilla suave y tibia,
como un dios que en su obra derrama vida y cielo;
en cada curva, en cada pliegue, dejaré mi anhelo,
y el eco de mis manos será eterno en tu piel tan fina.
Dibujaré en tus labios la sonrisa de amapolas,
y en tu mirada oscura, el fulgor de un mar profundo;
en el silencio, mi deseo será tuyo, y el mundo
quedará suspendido en nuestras sombras que se rozan.
Curvas que me arrastran como un río hacia el abismo,
donde el placer se alza y consume el último sentido;
allí, en el vértigo de tu cuerpo, seré perdido,
como un náufrago en la tormenta de un amor prohibido.
Grabaré tu memoria en mi alma con manos de fuego,
como el viento que en la arena deja huella y nunca muere;
y aunque el tiempo pase y los días se deshagan en el aire,
mi piel recordará el instante en que fue tuyo el deseo.
En la penumbra, serás la llama que siempre renace,
y yo, cautiva de tus sombras, rendida ante tu abrazo;
cuando todo desaparezca, serás mi único espacio,
la musa eterna que en mi pecho, con su latir, me abrace.
May Hernández
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