¨Relación enseñanza-educación y desarrollo psíquico. Las contradicciones como fuerza motriz del desarrollo psíquico y del desarrollo de la personalidad¨

Al nacer el infante no posee ninguna conducta humana solo tiene los reflejos incondicionados necesarios para sobrevivir como parpadear, succionar, entre otros, a los que se les puede llamar instintos, sobre la base de los cuales comienzan a formarse los condicionados. Entonces sino poseen otro tipo de conducta al nacer, ¿de qué forma se apropian de esta conducta humanizada y como se nombra? Para esto podemos dividir los tipos de experiencia que poseen los hombres. En primer lugar se encuentra la biológica, que se transmite genéticamente y es común al hombre y los animales. En segundo lugar la individual que es propia de cada sujeto en particular según su historia de vida. Por último y es la que responde la interrogante anterior y es la experiencia Histórico-Cultural que es, como se dijo anteriormente, exclusiva del hombre y está mediada por el sistema de Relaciones a través de la actividad y la comunicación.  La experiencia Histórico-Cultural es el resultado del desarrollo de la cultura del ser humano, pues cada generación enriquece los productos de la actividad del hombre.

Para poder adquirir esta experiencia el infante debe ser educado por el adulto en el proceso de aprendizaje.  Desde que nacen toda su vida está organizada y dirigida por los adultos ya que bajo su mediación el infante aprende a realizar las acciones practicas y desarrolla las acciones psíquicas.

El desarrollo del menor no se debe dar de forma espontánea debe ser planificado y organizado (educación). La enseñanza va delante del desarrollo, conduciéndolo y creando nuevas posibilidades para el desarrollo posterior.  Los intereses cognoscitivos que se manifiestan en el escolar tienen que atravesar un largo camino para formarse, se inician en los primeros meses del primer año de vida, con las relaciones de orientación a los estímulos nuevos[1].

¨La enseñanza está dirigida a la asimilación de las distintas formas de actividad humanas, en este proceso el niño asimila no sólo las acciones de carácter ejecutivo dirigidas a la transformación del mundo externo, sino que también asimila las correspondientes acciones de orientación.

Esas acciones de orientación el niño las asimila inicialmente en una forma externa. Ellas son acciones reales, que se realizan con los objetos materiales. Se diferencian fundamentalmente de las acciones prácticas por su función, porque están dirigidas al examen de los objetos, al conocimiento de las cualidades de los objetos y sus relaciones, a la determinación de sus condiciones en que deben realizarse las acciones prácticas. Estas acciones de orientación externa, que el niño asimila en el curso de su actividad, posteriormente se interiorizan, pasan a ser internas, se convierten en acciones psíquicas. De esa forma es que tiene lugar el desarrollo psíquico del niño. Así, la enseñanza va dirigida fundamentalmente a la formación de la actividad del infante. El adulto enseña al niño a realizar toda una serie de acciones con distintos objetos. En el proceso de esta enseñanza, en el niño surgen no sólo acciones de carácter práctico, acciones ejecutivas, sino también acciones de orientación que primeramente se realizan en forma externa y, posteriormente, se convierten en acciones de orientación internas.

Es esta el tipo de enseñanza que hace más amplia la zona de desarrollo próximo, pues está encaminada fundamentalmente a la formación de acciones de orientación porque estas son indispensables para la posterior asimilación de cualquier otro tipo nuevo de conocimiento. La enseñanza desarrolladora está dirigida para además de obtener conocimientos se desarrollen intereses, aprenda a expresarse, a formar criterios y opiniones propias, a plantearse interrogantes, educar su persistencia, su autocritica y otras cualidades de la personalidad. Así pueden sintetizarse las relaciones entre enseñanza y el desarrollo: La enseñanza es totalmente necesaria para cualquier tipo de desarrollo psíquico, porque solamente a través de ella es que al niño se le puede transmitir la experiencia social. Sólo con ayuda de la enseñanza es que puede formarse la personalidad del niño¨.[2]

Sin embargo el desarrollo de la personalidad no se puede acelerar porque en el desarrollo psíquico existen períodos sensitivos del desarrollo, por lo que cada etapa se distingue por una sensibilidad selectiva ante determinados contenidos y tipos de enseñanza. Lo que hace que el desarrollo de la personalidad tenga un momento único en el que comienza a formarse y madurarse ciertas funciones psíquicas que están relacionadas con este proceso lo que  hace que no se pueda acelerar el desarrollo de la personalidad.

La enseñanza y la educación tienen que conducir el desarrollo pues la maduración de las funciones psíquicas o sea la interrelación entre la zona de desarrollo próximo y la zona de desarrollo actual son ricas y están mediatizadas por la enseñanza. El desarrollo que tiene el niño en un momento determinado, al igual que la propia zona de desarrollo próximo, está en dependencia de la enseñanza anteriormente recibida. En la medida en que la zona de desarrollo próximo sea más rica y extensa se actualizará con un ritmo más rápido el desarrollo actual del niño surgiendo así nuevas zonas de desarrollo próximo, que continuarán nutriendo el desarrollo actual del niño  y este, a su vez,   ampliará la zona de desarrollo próximo.

Por lo que el diagnóstico de la categoría zona de desarrollo próximo en los educandos para los educadores tiene gran importancia pues permite dirigir el proceso de formación de las características del desarrollo psicológico  y personal del educando, así como influir conscientemente en las relaciones o niveles de ayuda que el necesita con el fin de potenciar su desarrollo, teniendo en cuenta que el sujeto participa en su desarrollo de forma activa.

 

A la luz de la Psicología Histórica-Cultural se considera que para que exista el desarrollo psíquico  es necesario el surgimiento de contradicciones como fuerzas motrices del propio desarrollo. Estas se dan entre las limitadas posibilidades del sujeto para satisfacer las necesidades por el nivel de desarrollo que se ha alcanzado la Personalidad en un momento determinado de su proceso evolutivo. El nivel de desarrollo es inferior al que se necesita para satisfacer las nuevas necesidades.  Cuando unas contradicciones se superan son sustituidas por otras. La vía para la superación de las contradicciones siempre consiste en alcanzar un nuevo nivel de desarrollo que implique esas nuevas posibilidades. Las contradicciones externas también participan en este proceso pero tienen que llegar a transformarse en internas... provocando en el individuo tendencias contradictorias que luchan entre sí, estas se convertirán en la fuente de su actividad, dirigida a resolver la contradicción interna mediante la elaboración de nuevos procedimientos... (Kostiuk, 1986). Es en este sentido que se plantea que el desarrollo psíquico del niño es ante todo autodesarrollo, y lo biológico y lo social constituyen las premisas necesarias al desarrollo de cada ser humano.[3]

En el final de cada etapa del desarrollo psíquico, las contradicciones se agudizan y originan las llamadas crisis del desarrollo que constituye un momento de cambio. Las contradicciones pueden ser más o menos agudas, conflictivas y su solución requiere de cambios en los sistemas de relaciones.  

A modo de conclusiones: 

  1. El desarrollo psicológico del infante no se produce de manera espontánea, sino que debe ser organizado y dirigido por el adulto, en un proceso que implica la educación como vía para la apropiación de la experiencia socio-cultural adquirida por el hombre. Es importante que la enseñanza conduzca al desarrollo pues la práctica educativa revela que en las edades tempranas el infante es sensible a la enseñanza y a la educación que influyen en su desarrollo socio- afectivo, en el lenguaje, la percepción, en la formación de la inteligencia práctica y representativa así como en la formación de premisas para el desarrollo de la identidad personal y la conciencia de sí.
  2. Las fuerzas motrices del desarrollo son las contradicciones que se dan por las limitadas posibilidades y las nuevas necesidades. Cuando las necesidades son satisfechas se sustituyen por otras. La vía para la superación de las contradicciones consiste en alcanzar un nuevo nivel de desarrollo que implique esas nuevas posibilidades.
  3. Para mi formación como psicopedagogo es de vital importancia conocer el papel que desempeña la enseñanza en el desarrollo psíquico del infante como futura personalidad en formación. Permitiendo que se trace un una estrategia a la hora de instruir y educar.
  4. Como futura madre me dota de una herramienta importantísima que me da la posibilidad de influir conscientemente en el proceso de desarrollo psíquico del infante.

 

Este es un trabajo realizado por May Hernández en el cuarto año de la carrera licenciatura en educación: Pedagogía-Psicología. Materia: Psicología del Desarrollo I. Año: 2018. Universidad de Matanzas ¨Camilo Cienfuegos¨. 

 

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